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Aumenta el acoso de los políticos al periodismo

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“Cuadernos de Periodistas” alerta sobre el incremento del acoso de los políticos al periodismo

Portada del nº 28 de "Cuadernos de Periodistas"

“Cuadernos de Periodistas”, la revista de análisis de la profesión periodística de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), publica en su último número dos informes en los que analiza las diferentes presiones que tradicionalmente sufre el periodismo y que en los últimos tiempos se han visto acrecentadas: el acoso de los políticos y el de los propietarios de los medios.

Nemesio Rodríguez, vicesecretario y portavoz de la APM, es el autor del artículo “La tentación de las ‘leyes mordaza’”, término con el que se refiere a dos proyectos de ley en tramitación parlamentaria –el de reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial y el de Seguridad Ciudadana– y a otro en cartera –el de la Ley de Enjuiciamiento Criminal–, que “plantean serias amenazas a los derechos a la libertad de expresión y a la información”.

Arsenio Escolar, presidente de la Asociación Española de Editoriales de Publicaciones Periódicas y director de 20minutos, lamenta el reparto de la publicidad institucional en los medios privados –146 millones previstos para 2014 entre publicidad institucional y campañas comerciales–, que “se planifica en demasiados casos con poca transparencia, escaso respeto a las normas legales y abundante sesgo ideológico”.

El periodista y catedrático de Periodismo Bernardo Díaz Nosty revisa la problemática de las televisiones autonómicas, cuya solución “no solo pasa por la racionalización del gasto y la optimización de la gestión, sino, fundamentalmente, por dar sentido de servicio público a sus contenidos: eliminar los sesgos gubernamentales y comerciales”. Como ejemplo de cuál es el buen camino, la corresponsal en Berlín Rosalía Sánchez expone cómo el Constitucional alemán ha limitado la influencia y la presencia de políticos en la dirección de la televisión pública.

Por su parte, Luis Palacio, director del Informe Anual de la Profesión Periodística, de la APM, y de Digimedios.es, desglosa las cifras de los principales grupos de comunicación, tanto de ingresos como de inversión publicitaria, en comparación con el resto del sector para mostrar la concentración de la industria de la comunicación en España.
Fernando González Urbaneja va más allá y vaticina cómo será en un par de años el mapa de medios español, que “vive ahora al borde de una transformación radical”: “Las mismas cabeceras, quizá alguna menos, pero con distinta alineación, que abrirá huecos a nuevos actores”.

En su artículo, José Sanclemente, presidente de Eldiario.es, se muestra nostálgico de los antiguos editores: “Con el periodismo no se jugaba, se sabía que era la base de la independencia. Cuantos más financieros hay en las cúpulas, más se debilita el medio frente a los lectores y ante los Gobiernos”.

José Cervera, defensor de la comunidad del mismo diario digital, arroja luz sobre el fenómeno en boga de los periodistas como creadores de empresas informativas, aclarando los distintos modelos de financiación y sus problemas desde el punto de vista de la independencia editorial, a los que se ha añadido la presión de los lectores, a veces convertidos en benefactores o incluso copropietarios de los medios.

Al margen de estos dos informes y de las habituales secciones fijas –“Tribunales”, de Teodoro González Ballesteros; “Buena Prensa”, de Josu Mezo, y Tendencias, de Félix Bahón–, la revista de la APM se completa con dos textos más. En un completo y extenso artículo, el periodista y doctor en Ciencias de la Información Carlos Díaz Güell critica el estado actual de los estudios universitarios de Periodismo, sin eludir el señalamiento de culpables ni la búsqueda y propuesta de soluciones. Y por último, el periodista mexicano Gerardo Albarrán se pregunta indignado “¿Por qué están matando periodistas en México?” en un desgarrador relato de la situación de la prensa en un país en el que se agrede a un periodista cada 26 horas y media y en el que “la cultura de la impunidad se traduce en una doble tragedia: apatía y escepticismo ante el asesinato de un periodista”.

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